AGONIA EN EL SILENCIO.
Me gusta su silencio por que callada no hiere,
han claudicado mis intentos por hacerla mía,
no temo que se marche si no soy lo que quiere,
aunque mi alma no muera pero está en agonía.
He pretendido amarla sin límite ni mesura,
pretensión que ha desechado su indiferencia,
le ha ofrendado mi corazón toda su ternura
y en displicente rechazo ella la desprecia.
De todo este tormento llevo su inventario
y son más los avernos que glorias recibo,
mis versos no felices cantan sus resabios,
pero de mi mano.. Otro Verso no le escribo.
Me gusta callada aunque su silencio vivo,
inmerso en la inclemencia de su rechazo,
aunque no la recuerde tampoco la olvido
y siento sin quererlo el calor de su regazo.
Es tanto el sufrir que me es indolente,
mis labios casi han olvidado sus besos,
pero en mis adentros la llevo presente,
cómo también sobre su altar mis rezos.
Ya no es posible este amor imposible,
Ella es fuente paralela a mi cauce,
es su adiós una decisión irreversible,
cómo la muerte cuándo abre sus fauces.
Autor: Víctor A. Arana,
(VICTOR SANTA ROSA),
Cincinnati, Septiembre 22 del 2010.