DESEOS DESESPERADOS
Mis labios aun estaban temblorosos,
mis manos y mi cuerpo sudaban cada vez más,
tú te acercabas con tu aliento fogoso,
encendido efusivamente me besabas.
Me dejé desfallecer entre tus brazos,
lentamente mi cuerpo fue quedando al desnudo,
tú piel y la mía se unieron como lazos,
las sombras de la noche fueron nuestro escudo.
Solo esas cuatro paredes escucharon nuestros gemidos,
nuestra entrega con locura y con pasión, fue con delirio,
aun nuestros cuerpos, saborean las caricias sin miedos,
y con deseos desesperados, para otra entrega sin martirio.
Ya lo noche ha pasado y ansiosos esperamos el momento candente,
solo saboreamos nuestros recuerdos, evocando bellos momentos,
quisiera nunca desprenderme de esa intimidad atrayente,
disfrutando eternamente nuestras entregas de estremecimientos.
Autor: MARIA DE LOURDES HERNANDEZ FUENTES
Monterrey, N.L.
México