AGUA VIVA.
Corre el agua libre anegando montes y zacateras,
abandonando a prisa la montaña entre acantilados,
en su apacible murmullo va llorando sus quimeras,
y en su crisálido vientre cielo y paisaje reflejados.
Impetuosa y violenta, intenta empujar el remanso,
que apacible y silente su tormentosa prisa detiene,
entre su breve calma desborda su obligado descanso,
anegando la planicie del valle encendiendo su verde.
Así tu húmedo vaho y el mío desborda la pasión,
contenido en el remanso de la cordura y la calma,
brota de tus apetecidas protuberancias la ilusión,
anegando ardientes seductoras ciénegas del alma.
Corre la pureza entre imperceptibles murmullos,
entregando sus secretos a las confidente cañadas,
las intimidades de nuestros cuerpos desnudos,
en lo recóndito de nuestras ansias son reveladas.
Es incitante la caricia del torrente a su rivera,
cómo mi recorrido sobre tus lozanas tersuras,
emociones líquidas que encienden esa hoguera,
a las que doblegadas les ofrendas tus ternuras.
Eres agua que baja por el cauce de mis venas,
que incontenible corre hasta el delta de mi mar,
desenfreno que muere en sus tórridas arenas,
y en las inquietas olas con su eterno deambular.
Persistente y sutil idilio entre la cuenca y su río,
Cuyo violento desfogue por el océano es contenido,
así calma sus afrodisíaco apetito tu deseo y el mío,
en los parajes del sentimiento por el clímax unido.
Y es natural que el agua germine la tierra preñada,
si no suelo y agua perderían su inmutable naturaleza,
así al tacto de nuestra piel despierta la libido excitada
por que entre varón y mujer la seducción fue plantada.
Autor: Víctor A. Arana,
(VICTOR SANTA ROSA),
Cincinnati, Julio 10 del 2010.